Como parte de los 21 trabajos de innovación del Cemie-Sol, un consorcio integrado por investigadores del Instituto de Energías Renovables (IER) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y del Centro de Tecnología Avanzada (Ciateq) desarrolla sistemas de enfriamiento operados con energía solar.
Cada una de las instituciones involucradas desarrolla una serie de componentes que se integrarán en un prototipo de refrigerador suministrado con energía solar térmica, indicó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt el investigador del IER, Roberto Best y Brown.
El doctor en Ingeniería Química señaló que los componentes básicos de un refrigerador convencional son el compresor, condensador y evaporador, que en un ciclo cerrado utilizan un refrigerante que al evaporarse enfría los productos a su alrededor.
“Los vapores producidos pasan después por un compresor que los succiona y los comprime a alta presión, posteriormente se concentran en el condensador —ubicado en la parte trasera del refrigerador—, para volverlos a conducir al evaporador e iniciar de nuevo el ciclo”, explicó.
De acuerdo con el especialista, a pesar de los avances en el desarrollo de sistemas más eficientes, los compresores de los refrigeradores y el aire acondicionado convencionales consumen una importante cantidad de energía eléctrica, aunado a ello, utilizan gases que dañan la capa de ozono o producen un efecto invernadero.
“Nuestro trabajo es diseñar un refrigerador o aire acondicionado térmico que consuma la tercera parte de la energía utilizada en un sistema convencional. En los sistemas que realizamos, el refrigerante (el cual puede ser agua o amoniaco) que sale del evaporador lo mezclamos en un intercambiador de calor y formamos una solución. Para regenerar esta solución se utiliza una bomba para mover los líquidos y evitar comprimir vapores, esto resulta más eficiente en cuanto al consumo de energía. Tendremos una fuente térmica que a través de calor generado en un captador solar regenera el refrigerante”, agregó el especialista en refrigeración solar.
El proyecto inició en 2013 y se espera que el prototipo comercial esté listo en 2018. Actualmente las investigaciones se encuentran en fase final de la primera de tres etapas, la cual consiste en el montaje de un banco de pruebas.
“En un laboratorio se analizarán los componentes que diseñamos; los probaremos en el banco de pruebas que contará con toda la instrumentación y servicios de fuente térmica y fría controladas para una evaluación completa. La siguiente fase es montar el sistema y probarlo bajo condiciones controladas para luego operarlo con energía solar. La tercera será el diseño y el montaje demostrativo de un sistema térmico de aire acondicionado o refrigeración operados con energía solar a empresas interesadas”, expresó.
El también miembro del Sistema Nacional de investigadores (SNI) nivel III resaltó la importancia de contar con un producto nacional, pues sistemas semejantes se desarrollan en Europa y Estados Unidos pero resultan costosos, además que su reparación (en caso de tener alguna falla) representa un gasto elevado. “La meta es desarrollar un sistema de enfriamiento de diseño innovador que pueda comercializarse en México”, dijo.
El desarrollo representa una alternativa a los productos convencionales que consumen una gran cantidad de energía. Por ejemplo, señaló que la compra de los sistemas de aire acondicionado crece aceleradamente en nuestro país al incrementarse el nivel de vida.
Lo anterior, afirmó, representa el incremento de consumo de electricidad de un gran número de usuarios para la Comisión Federal de Electricidad (CFE). “No hay muchas alternativas para reducir este consumo; en este sentido, nuestra propuesta sin duda contribuye a reducir el uso de energía eléctrica”, finalizó el también miembro fundador de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES).
Fuente: CONACYT Agencia Informativa